En este artículo de opinión, Cristina Vázquez, CEO de TEIMAS, comparte su visión sobre cómo el nuevo Reglamento de Traslado de Residuos de la UE impulsa transparencia, digitalización y responsabilidad empresarial, transformando los residuos en una oportunidad estratégica.
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Hace ya más de un año que entró en vigor el nuevo Reglamento de Traslado de Residuos de la Unión Europea, marcando un antes y un después en la gestión de los desechos en Europa. Este reglamento afecta tanto al transporte interno de residuos en la UE como a su exportación e importación, especialmente hacia países fuera de la OCDE.
Para dimensionar la magnitud de esta medida, basta con observar los números. En los últimos 20 años, las exportaciones de residuos de la UE hacia países no comunitarios aumentaron un 72%, alcanzando los 35 millones de toneladas en 2023. Esto evidencia la necesidad de establecer normas más estrictas que garanticen un tratamiento responsable y sostenible de los desechos.
El objetivo central del reglamento es claro: asegurar que los residuos, especialmente los peligrosos o difíciles de reciclar, no terminen en países con menor capacidad de gestión. Además, obliga a las empresas a demostrar que estos materiales serán tratados adecuadamente allí donde se envíen. En definitiva, se trata de reforzar la transparencia, la digitalización y la responsabilidad empresarial, evitando que Europa externalice sus problemas medioambientales y desperdicie recursos valiosos.

Timeline de aplicación del Waste Shipment Regulation. Fuente: Comisión Europea
Uno de los cambios más significativos se refiere al traslado de residuos a países que no forman parte de la OCDE. A partir de mayo de 2027, las exportaciones de no peligrosos solo serán posibles si los países receptores notifican a la Comisión Europea su intención de importarlos y demuestran capacidad de gestión sostenible mediante auditorías independientes a las instalaciones de tratamiento.
Por otro lado, los residuos plásticos no peligrosos dejarán de poder exportarse a países no OCDE a partir de noviembre de 2026 durante al menos dos años y medio. Tras ese período, dichos países podrán volver a importar residuos plásticos si cumplen determinadas normas y si la Comisión Europea los evalúa positivamente. Para los países de la OCDE se aplicará el procedimiento PIC (Prior Informed Consent), lo que significa que las empresas deberán solicitar una autorización especial al país de origen y al país de destino para trasladar los desechos plásticos.
Este cambio normativo coincide con una transformación que afecta de forma profunda a la gestión de residuos: la digitalización. Hoy, las empresas comprenden que controlar y optimizar la generación de estos materiales es, por supuesto, una obligación legal, pero también una estrategia de compromiso ambiental y de eficiencia. Sin embargo, aún persisten barreras importantes: la dispersión de los datos, la alta carga administrativa, la dificultad para cumplir con las normativas más recientes, problemas de trazabilidad y la complejidad de asignar costes correctamente... Incluso muchas organizaciones aún dependen de hojas de cálculo manuales, documentación en papel y sistemas descentralizados, lo que ralentiza la toma de decisiones y limita la capacidad de mejorar. La transición hacia la digitalización mejora por un lado el cumplimiento legal y por el otro convierte la gestión de residuos en una palanca estratégica para la sostenibilidad, la eficiencia operativa y la competitividad empresarial.
Asimismo, la normativa europea de los últimos años refuerza la obligación de las empresas de conocer y controlar el destino de sus residuos, medir su impacto ambiental y económico, y reportar de manera digital toda la información a las autoridades competentes. Un ejemplo de ello es la DIWASS, la plataforma digital de traslados de residuos de la Comisión Europea que introdujo el Reglamento de Traslado de Residuos. Centralizará el envío y el intercambio electrónico de todos los documentos de notificación y seguimiento y su uso será obligatorio a partir del 21 de mayo de 2026 para todos los operadores económicos implicados en traslados dentro de la UE (productores, transportistas, intermediarios, instalaciones de tratamiento) así como para las autoridades competentes de los Estados miembros, que deberán conectarse de forma interoperable con este sistema.
Entramos en una era en la que los residuos ya no son un estorbo sino un activo que genera ingresos. Gestionarlos y darles trazabilidad abre nuevas vías de beneficios.
Estamos ante un punto de inflexión. Habrá desafíos por delante, especialmente en la adaptación a nueva legislación y en la digitalización de procesos complejos, pero los beneficios, tanto ambientales como económicos y estratégicos, superan con creces las dificultades. Es hora de asumir nuestra responsabilidad, optimizar la gestión de los residuos y liderar con el ejemplo. Europa tiene ahora la oportunidad de demostrar que sostenibilidad y competitividad pueden ir de la mano.
Para más información sobre el Reglamento de Traslado de Residuos puedes ver aquí la entrevista de Cristina Vázquez para TEIMAS Talks. Actualmente solo disponible en inglés.