¿Qué pasa con los residuos de las energías renovables?

El incremento del uso de fuentes de energías renovables como la solar y la eólica es necesario para alcanzar la neutralidad climática en 2050 marcada por los objetivos de la UE. Al mismo tiempo, tiene unas consecuencias cada vez más voluminosas: sus residuos. Profundizamos aquí en sus características, su impacto ambiental y su gestión.

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Una Europa más circular y sin combustibles fósiles

La extracción, producción, consumo y desecho de productos es responsable, en gran medida, del agotamiento de los recursos naturales y del cambio climático. 

Frente al modelo productivo de usar y tirar, la UE presentó en 2019 el Pacto Verde Europeo, un paquete de medidas que busca fomentar el crecimiento económico sin comprometer el medio ambiente, aplicando un sistema de producción y consumo donde los flujos de materiales se mantengan en circulación el mayor tiempo posible.

Las estrategias europeas contemplan también que la UE sea climáticamente neutra en 2050, siendo las  energías renovables uno de los objetivos que miden el progreso de la transición energética. 

Para alcanzar esta neutralidad climática es necesaria la reducción de casi la totalidad del consumo de los combustibles fósiles, sustituidos por eficiencia energética y por fuentes renovables.

Pero es necesario considerar también la dimensión de los residuos de las fuentes renovables que se multiplicarán a largo plazo ya que su uso aumenta exponencialmente a escala global. Y con este nuevo escenario asaltan nuevas dudas: ¿Tenemos herramientas y procedimientos para aprovechar sus componentes? ¿Cuáles de sus materiales pueden reintegrarse en la cadena productiva? ¿Qué crecimiento se estima para los próximos años y qué pasará con sus residuos? 

Sobre los residuos de la energía fotovoltaica

En los próximos años será necesario abordar la gestión de las instalaciones actuales de plantas eólicas y fotovoltaicas al final de su vida útil.

La renovación de equipamientos, de la mano de los avances en eficiencia, supondrá la generación de una gran cantidad de residuos que, de no ser adecuadamente tratados, tendrán un gran impacto sobre el medio ambiente

Debemos considerar que los residuos derivados de estas instalaciones no son los propios dispositivos en exclusiva sino que son diversos en función de las diferentes fases de su instalación y uso:

  • Fase de obra: residuos de construcción y demolición como escombros, tierras o materiales de construcción.
  • Fase de explotación: residuos en el mantenimiento como aceites, disolventes, pinturas y barnices, trapos contaminados, residuos no peligrosos como restos de plásticos, RAEES, baterías, etc. También durante la instalación y mantenimiento de las infraestructuras se generan residuos, debido tanto a roturas como a fallos de funcionamiento. 
  • Final de la vida útil: el residuo más destacado, el propio panel solar, categorizado por la legislación europea y española como un residuo de aparato eléctrico y electrónico (RAEE). 

Y no todas las energías producen el mismo impacto. El mantenimiento de un parque eólico suele ser más complejo que el de uno fotovoltaico, ya que implica un mayor volumen de residuos. En la actualidad, las palas de los aerogeneradores son depositadas en vertedero al final de su vida útil, dando lugar, además, a la pérdida de una ingente cantidad de posibles materias primas secundarias.

Un crecimiento que sobrepasa las previsiones 

La expansión fotovoltaica de los últimos años ha desbordado las previsiones. Esto implicará cambios, a medio y largo plazo, en el escenario de generación de flujos de residuos. Los datos de Ecoasimelec son ilustrativos: entre 2018 y 2022 (hasta septiembre) se recogieron más de 2.200 toneladas pero 1.000 de ellas solo el año pasado. Además, las expectativas apuntan a que se puedan superar las 1.300 toneladas de paneles fotovoltaicos recogidas en el conjunto de 2022, situándose por encima de las recogidas en los cuatro años previos.

Además la capacidad de generación energética a partir de fuentes renovables, según la Agencia Internacional de Energía (IEA), crecerá un 50% en cinco años, en especial por la instalación de paneles solares fotovoltaicos, que absorberán el 60% de este aumento frente al 25% que saldrá de los sistemas eólicos

Este incremento tendrá irrefutables beneficios por la reducción de emisiones pero deja una huella que no podemos ignorar: el contaminante rastro de su fabricación, transporte y mínimo reciclaje de los paneles solares.

De hecho, si consideramos únicamente los equipos que llegarán al final de su vida útil en los próximos nueve años se alcanzarán los 8 millones de toneladas de residuos

Esta cifra se multiplicará por 10 a mediados de siglo y supondrá más del 10% del total de basura electrónica mundial, según un estudio publicado en Nature energy. “Incorporar materiales recuperables generaría un ahorro de 12.617 millones de euros y permitiría utilizarlos para producir 2.000 millones de nuevos módulos con capacidad para generar 630 GW”. 

El caso de California: paneles en los vertederos

California ha sido pionera en la promoción de la energía solar en los tejados, creando el mayor mercado solar de Estados Unidos: 1,3 millones de tejados en 20 años.

A partir de 2006 se concedieron subvenciones para incentivar el uso de la energía solar. El problema: no contaban con un plan integral para deshacerse de ellos. Ahora, los paneles adquiridos se acercan al final de su ciclo de vida (entre 25 y 30 años) y muchos de ellos están ya en vertederos.

Según Sam Vanderhoof, experto del sector solar, se estima que solo 1 de cada 10 paneles se recicla realmente y que de cada panel solo se recuperan entre 2 y 4 dólares en materiales. Reciclar un panel en EEUU cuesta entre 20 y 30 dólares, mientras que enviarlo a un vertedero se sitúa entre 1 y 2 dólares.

Los residuos y recursos generados por los paneles solares fotovoltaicos

Según un estudio de Recyclia, en colaboración con la empresa Recyberica Ambiental, más del 88% de los materiales contenidos en un panel fotovoltaico son recuperables gracias a la tecnología de reciclaje desarrollada hasta la fecha. En concreto, de cada tonelada de paneles fotovoltaicos con un peso medio de 35Kg/ud es posible extraer:

  • 750kg de vidrio y materiales afines al silicio
  • 120kg de metales (mayoritariamente aluminio de los marcos metálicos y en menor cantidad cobre del cableado y hierro)
  • 20kg de plástico.

Además muchas instalaciones de residuos se limitan a recoger materiales seleccionados como marcos de aluminio y cubiertas de vidrio, que constituyen más del 80% de la masa de un panel de silicio. El restante suele incinerarse, a pesar de que contiene elementos como plata, cobre y silicio.

También resulta sorprendente que el 20% de la plata extraída a nivel mundial se encuentre actualmente en los paneles fotovoltaicos instalados. Aunque en peso es un componente minoritario en la composición del panel, representa casi la mitad del coste de los materiales empleados en su fabricación, por lo que desarrollar tecnologías para su recuperación tendrá un impacto positivo en el conjunto de la transición energética.

En España, desde febrero de 2015, los fabricantes e importadores de paneles fotovoltaicos están obligados a organizar y financiar su recogida y reciclaje al finalizar su vida útil, lo que se hace a través de la figura del SCRAP. Aunque actualmente no existen en España plantas de reciclaje con capacidad suficiente para la gestión de todos estos desechos. 

Energías renovables y digitalización

El camino hacia la adopción de fuentes renovables de energía es ineludible para dar respuesta a nuestros objetivos climáticos, pero los datos evidencian que hay mucho camino por recorrer para que esta transición sea sostenible. Como hemos visto, por el momento, la recuperación de materiales para su reutilización no es suficiente ni rentable.

Por lo tanto, la integración de la digitalización en este proceso es esencial para detectar puntos de mejora y proporcionar rentabilidad al proceso de recuperación.

Conseguir una gestión inteligente y circular de los residuos derivados de las energías renovables va de la mano de la tecnología.  Mejorar la calidad de los datos, automatizar el control de los flujos de información y de la trazabilidad, favorecer el cumplimiento de la normativa y permitir extraer conocimiento de calidad para elaborar políticas de residuo cero o de economía circular están ahora en el tejado de la digitalización.

¿Te gustaría saber más sobre este tema? Escucha el capítulo de podcast Ogami Station, “Miguel Varela: así se gestionan los residuos de las renovables”. 

Fecha
15/3/23
Categoría
Normativa
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